Enfermedad de Refsum

Enfermedad de transmisión autosómica recesiva. Vinculado a una deficiencia en una enzima que permite la degradación del ácido fitánico y por lo tanto vinculado a una acumulación de este último.

Etiología

La enfermedad de Refsum está causada por mutaciones en el gen PHYH (10p13) en más del 90% de los casos y por mutaciones en el gen PEX7 (6q21-q22.2) en menos del 10% de los casos. Estos genes están involucrados en el metabolismo de los lípidos y el transporte de proteínas. El mecanismo patogénico está relacionado con la acumulación de ácido fitánico, que es mayoritariamente (>90%) degradado por alfa-oxidación en los peroxisomas.

Descripción clínica

Los primeros signos aparecen generalmente alrededor de los 15 años, pero pueden ocurrir en la infancia o alrededor de los 30-40 años. El síntoma más precoz es una disminución de la visión nocturna seguida de una polineuropatía motora distal crónica que evoluciona en recaídas.
Se asocia con sordera neurosensorial, anosmia (pérdida del olfato), ataxia cerebelosa, a veces déficit intelectual. Durante el curso aparecen signos cutáneos (ictiosis), displasia poliepifisaria y miocardiopatía. Hay hiperproteinoraquia y retinitis pigmentosa que pueden conducir a la ceguera.
El diagnóstico se confirma por la demostración de ácido fitánico en el plasma y en la orina.
Es posible la detección de heterocigotos. Este ácido fitánico solo se encuentra en los alimentos (verduras verdes y por lo tanto también animales herbívoros).
Como resultado, la dieta permite reducir parcialmente la sintomatología. Sin embargo, pueden persistir problemas de audición y visión, así como anosmia.

Métodos de diagnóstico

El diagnóstico se basa en signos clínicos que incluyen retinitis pigmentosa y combinaciones variables de otras características. El intervalo entre los primeros signos y el diagnóstico puede superar los diez años. Todas las manifestaciones clásicas de la enfermedad rara vez se encuentran en una sola persona afectada. El análisis de las concentraciones de ácido fitánico en plasma o suero muestra niveles anormales generalmente por encima de 200 micromol/L. Se necesitan análisis enzimáticos de fibroblastos y pruebas genéticas moleculares de los genes causales para confirmar el diagnóstico.

 

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